Divide y Vencerás.

Nunca tres palabras dieron una lección de estrategia tan clara y cierta. La cuestión es sencilla, es mejor enfrentarse a una mano abierta que a un puño.

Parece que este mensaje, que todos conocemos, y que muchos hemos pronunciado, no somos capaces de verlo cuando somos víctimas de él por parte de otros. Parece que los seres humanos estamos deseando ver algo en el que tenemos al lado, para empezar a pelearnos entre nosotros.

No cabe duda de que desde hace un buen tiempo, la sociedad española esta seriamente sometida a esta premisa, y no son pocos los colectivos que se enfrentan entre sí, a menudo incluso con los que, en teoría, tienen la obligación de protegernos. Este es el caso de ciudadanos contra funcionarios, trabajadores contra sindicatos, funcionarios contra empresas públicas... y así podríamos seguir. Uno tras otro, colectivo a colectivo, van minando nuestra confianza y empezamos a pelear como gallos de corral.

En Ceuta, la situación se agrava, y es que son los poderosos quienes lo están provocando y se benefician de ello. A los continuos mensajes nacionales, desprestigiando a los Empleados Públicos, se suman ahora otros interesados de nuestra ciudad. Creo que a ninguno se nos escapa a estas alturas que las filtraciones en diversos medios de comunicación, de nóminas y condiciones de trabajo de muchos de los empleados de la Ciudad, son sencillamente una estrategia para que el resto de la sociedad, aplauda los recortes que, sin duda, están a la vuelta de la esquina.

Pero estos mensajes buscan ir un paso más allá, y procuran que la bronca no se quede sólo en los Ciudadanos contra los Empleados Públicos, sino que se hace todo lo posible porque se instaure también entre funcionarios y empresas públicas; funcionarios, organismos y empresas e incluso en empresas entre sí... y así tenemos un enorme colectivo de trabajadores públicos que están a punto de sufrir la mayor agresión que hayan conocido contra sus condiciones de trabajo, y sin embargo, son incapaces de unir sus fuerzas para evitarlo. Más bien al contrario, parece que unos y otros se alegrarán de los males que les ocurran a los de al lado. Reconozco que injusticias hay y las habrá, y debemos poner todos los medios para que éstas se solucionen, pero no deberíamos hacer que pagaran justos por pecadores.

Llámenlo envidia, celos, codicia, resentimiento, o como ustedes quieran, pero lo cierto es que basta una pequeña chispa para encender las llamas de la confrontación, y hacer que nos comamos unos a otros, sin pararnos a pensar qué será de nosotros cuando nos toque pasar por la quilla. Si hoy no apoyamos a los demás, no podemos esperar que los demás nos apoyen cuando los necesitamos.

Me imagino a un pequeño hombrecillo con malévola sonrisa, sentado frente a un puñado de hilos, con nosotros al otro extremo, y de los que va tirando según convenga a sus intereses, haciendo que nos movamos todos en una dirección u otra.

Y ahora una reflexión que me hago, no será el que mueve los hilos el culpable de todo lo que está pasando. “Bailad marionetas, bailad”

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