La Nueva Nobleza



Parece que últimamente la casta política está muy devaluada, quizá sea porque las personas que la representan cada día se merecen menos nuestra admiración y respeto.



Qué méritos son necesarios para acceder a la política, y no hablo de los méritos utópicos en los que todos estamos pensando, honestidad, valor, perseverancia, esfuerzo, inteligencia... Hablo de los que nos demuestran nuestros dirigentes a diario.
En mi opinión, sólo necesitas unirte a las filas de un partido a tu más tierna infancia, hacer bastante la pelota al jefecillo de turno y embuchar un buen número de papeletas para obtener el tan ansiado por muchos, puesto en las listas. Desde luego sólo con eso no serás el “number one”, para eso tendrías además que cortar unas cuantas cabezas, pero seguro que te sitúas en posiciones de salida.

Así, podemos ver a políticos y políticas, no se nos enfade la ex-ministra de igualdad, que carecen de todo mérito, excepto el de haberse amamantado de los pechos del partido desde su nacimiento, y el de haber chupado las papeletas suficientes como para tener por derecho y por izquierdo, un Ministerio, una Consejería, o como poco, una Subdirección General, sigo sin entender que existan Subdirecciones Generales cuando no existe previamente la Dirección General. Pero bueno, a lo que iba, de este modo, entre todos estamos consiguiendo que los políticos sean la nueva Nobleza de nuestra ciudad, de nuestro país, e incluso yo diría, del mundo entero. Una casta de intocables que se suben a sus carruajes oficiales desde que son jovencitos y no se bajan hasta que se jubilan; que disfrutan de sus amplios despachos, de sus palacios y residencias de verano, que entre todos hemos costeado; que jamás han tenido callos en las manos y que siempre han vivido de espaldas a la sociedad.

Una nobleza, que aunque a veces provenga de la herencia genética, como sucede con las “familias políticas”, no siempre es necesario que ese derecho sea de sangre, sino simplemente que la adopción sea con la menor edad posible. Y a partir de ahí, ya no importa lo ceporro, insensato o ignorante que seas, te has ganado el derecho y el izquierdo a heredar nuestro reino.

Los pequeños cachorros, adolescentes en la mayoría de los casos cuando empiezan en esto, tienen dos opciones, ser personas cabales, humildes y honestas, con altas miras de perfeccionamiento personal para mejorar nuestra sociedad; o pueden optar por ser sumisos, obedientes y lo más lelos posible... no creo que haga falta decir como acaban los que eligen una u otra cosa. Claro que por suerte para el resto de nosotros, en muy raras ocasiones, algunos de los que eligen la primera vía logran pasar el filtro, siendo la excepción que confirma la regla.

Pero la culpa no es de nuestros jóvenes, es de nuestros adultos, esos que llevan 30 años en la política, y prefieren a su lado a unos chupa sobres cualquiera, antes que a los más capacitados y más preparados, ya que sin lugar a dudas, ellos acabarían desplazándolos, y el poder además de corromper también crea adicción.

Y con esto qué tenemos, una manada bien adoctrinada que en muchos casos no tienen ni siquiera otro trabajo mas allá de la política, y que de ese modo se muestran proclives a aceptar las necesidades del “Rey”. Evidentemente, estos Nobles lame sobres, no se dedican a gobernar a sus súbditos según las necesidades de éstos, sino que lo hacen de acuerdo con la necesidad de mantener su cargo, y por mucho que les duela a veces, se tragan hasta la última gota de su orgullo, y defienden a su Rey por encima de sus leales ciudadanos.

Dicen que entre otras razones, la Revolución Francesa comenzó, porque la Nobleza no supo hacer frente a los problemas del Estado, por el empobrecimiento de los trabajadores, las fuertes subidas de impuestos y un nuevo renacimiento intelectual... Mirad a vuestro al rededor y decidme que no veis las similitudes.

No podemos negar que la juventud es el futuro, los adolescentes de hoy serán los que decidirán nuestros destinos mañana. Por eso amigos míos, puede que sea hora de que os reveléis contra vuestros Reyes, contra esos que prefieren que agachéis la cabeza y lamáis sus papeletas para las próximas elecciones; y seáis mejores que ellos, seáis honestos, seáis humildes, seáis buenas personas; y cuando seáis suficientes, apartad a los amamantados borregos que hacen de nuestra sociedad su reino feudal, y así vosotros seréis la regla y ellos serán la excepción. Aunque claro, siempre podéis haceros los tontos.


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