El Funcionario... el blanco perfecto.


Mucho se ha hablado sobre los funcionarios durante estos últimos años, en la mayoría de ocasiones para hacerles daño. Con comentarios encaminados más hacia la destrucción de la imagen de los empleados públicos que hacia su reconocimiento.

Es de humanos buscar chivos expiatorios cuando las cosas van mal, siempre buscamos a alguien de nuestro alrededor para responsabilizarlo de nuestro sufrimiento. Y en está ocasión le ha tocado la china a los empleados públicos.

Foco de muchas criticas, los trabajadores de las administraciones públicas, están soportando todo tipo de faltas de consideración, que en ocasiones llegan al insulto, a través de comentarios del tipo, “sois unos vagos”, “estáis tol día tomando café”, “sois unos enchufaos”... y así podría seguir todo el día repitiendo algunas de las lindezas que se pueden escuchar a menudo entre la población.

Las personas que hablan en esos términos sobre los funcionarios, no son conscientes del esfuerzo que para muchos supone preparar y aprobar una oposición. Para empezar, es necesario tener una enorme disciplina de trabajo y ser tremendamente responsable para ser capaz de prepararse un buen puñado de temas, sin otra supervisión que la de uno mismo. Además en una oposición, no basta con ser bueno, es necesario ser el mejor, al más puro estilo Operación Triunfo, tendrás que enfrentarte a cientos o miles de candidatos, quienes como tú, intentan conseguir una de las pocas plazas disponibles para ese año, y si no estás entre los elegidos, pues nada, a volver a empezar.

Esta “mala fama” no nace de la noche a la mañana, es fruto de años de desprestigio y cizañeo. De hecho en los últimos años, este desprestigio lo están originando muchos políticos y empresarios, que han visto en los funcionarios, el cabeza de turco perfecto, para desviar la atención de su nefasta gestión, intentando convencer a la ciudadanía de que la crisis se debe a que hay muchos empleados públicos, a que ganan mucho, a que trabajan poco o a cualquier otra estupidez... el caso es que todo son mentiras, con un único fin, hacer del funcionario el centro de todas las criticas, en lugar de que nos centremos en los verdaderos culpables.

Lo cierto es que probablemente tú, igual que yo, e igual que muchos otros, querías ser funcionario cuando eras un niño, y sino haz memoria, y piensa en lo que respondías cuando los adultos te preguntaban “y tú ¿qué quieres ser de mayor?” seguro que contestabas, como casi todos, maestro, médico, policía, soldado, bombero, enfermera, guardia civil... o cualquier otra profesión de esas que todos admirábamos.

Porque así es, y siento tener que recordarlo, pero ser funcionario es estar al servicio de los demás, es proteger, es cuidar, es luchar, es educar, es garantizar, es defender, es curar, es trabajar... todo eso y mucho más, y por los demás.

Y ahora la próxima vez que escuchéis a alguien hablar mal de los funcionarios, recordad quienes son y recordad al médico que os curó, a la enfermera que os cuidó, al policía que os ayudo, al bombero que os salvó o al maestro que os educó....

No, no os acordéis del guardia que os multó, que eso ya lo hicisteis en su momento.

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