La Reforma Laboral... otra vez.

// Fuente: lahaine //

Pero esta vez con más mala leche que nunca. Empeñados en decir que se trata de la reforma más importante desde el 94, desde luego lo que sí que es, es una pata en los mismísimos de los trabajadores.

No pienso extenderme demasiado, tiempo habrá de comentar a fondo la reforma, pero sí que destacaré algunos puntos calientes del texto, sobre todo aquellos de aplicación más inmediata o que afectan a los empleados directamente.

Qué decir que no se haya dicho ya de la reducción de la indemnización por despido improcedente, bueno sí, pasa de 45 a 33 días por año y se reduce de un máximo de 42, a uno de 24 meses, pero a parte de esto, que claro está, se trata de una faena si nos afecta, en el fondo creo que los trabajadores en general prefieren que no los despidan, de ninguna manera, y por tanto, aunque es importante por su carácter disuasorio, la indemnización por despido improcedente de esta reforma laboral, poco más debería preocuparnos, porque además, esta medida será de aplicación a los contratos que se formalicen de ahora en adelante, y no a los anteriores. Donde realmente está el problema es en el despido procedente, ahí es donde se radicaliza la reforma y donde el varapalo para los trabajadores ha sido de proporciones enormes, y es lo que hará que el paro crezca hasta niveles inimaginables. Me explicaré un poco más.

El Gobierno se ha empeñado en decir que los trabajadores mantienen sus derechos ya consolidados, esto es FALSO, pues el despido procedente es para todos igual, para los contratos nuevos y los antiguos. El hecho de que el despido procedente sea de 20 días por año, baratísimo a mi entender, es solo parte del problema, lo que realmente duele de este tipo de despido, es que las causas para que el empresario lo utilice son ahora demasiado simples. Causas económicas, de organización, de producción o técnicas, son las excusas para empezar a poner gente en la cola del INEM. Nada más fácil para cualquier empresario en estos tiempos. Así es que, el solo hecho de alegar perdidas, o la previsión de tenerlas, cágate, ya da capacidad al empresario, para despedirnos a todos a razón de 20 días por año, hasta un máximo de 12 meses, o sea, con una mano delante y otra detrás.

Por supuesto, si esto sucediera, si mañana nos ponen de patitas en la calle porque nuestro jefe prevé que tendrá perdidas, el trabajador siempre puede denunciar ante los tribunales que su despido en realidad es improcedente. Sin embargo, y aquí está una de las mayores guarradas de esta reforma, la carga de la prueba, de que ese despido es improcedente, recae sobre el trabajador. Tócate los huevos, es decir, el trabajador es quien tiene que demostrar ante los jueces que la empresa no tiene razones para despedirle. De verdad, esto es de locos.

Otra putadita de esta reforma, es que las empresas ya no tienen que acudir a la autoridad laboral para nada, o casi nada. Antes, para hacer un ERE, descolgarse de un Convenio, hacer reducciones salariales o de jornada, etc. el empresario, tenía forzosamente que pedir autorización a la administración, lo que podíamos entender como una garantía. Bien, pues Ahora ya no, lo que supone que lo único que se interpone entre el empresario y el trabajador, en estos casos, serán los jueces. Dicho de otro modo, el empresario hará lo que le venga en gana, unilateralmente, y después el trabajador, que denuncie, que ya dirá el juez lo que sea. Ah!, sin olvidar que antes, cuando esto sucedía, existía el riesgo para el empresario de perder, y tener que abonarle al empleado no solo la indemnización correspondiente, sino además, el llamado “Salario de Tramitación”, que viene a ser el sueldo del trabajador despedido mientras espera a que el juzgado dicte sentencia, con lo que, lógicamente, el empresario se lo pensaba dos veces antes de tomar medidas de este tipo. Pero ese “salario de Tramitación” también ha desaparecido con esta reforma, así que, “ancha es Castilla” como diría aquel. Esta medida lo único que conseguirá es dilatar los procesos y provocar situaciones tremendamente injustas en las que los empleados saldrán aun más perjudicados.

Pero aquí no acaba la cosa, una de las medidas que más duras me ha parecido de esta reforma, es su aplicación en las Administraciones Públicas y demás entidades dependientes de ésta. Desde la entrada en vigor de este Decretazo, las Administraciones podrán alegar causas objetivas para los despidos... ¿Cómo? … “Que van a empezar a echar a personal de la función pública”. Funcionarios de carrera no, claro, solo eso nos faltaba, pero sí que están capacitados para echar al Personal Laboral, y no solo estoy hablando del personal temporal e interino, sino de los Fijos, esos que para obtener su puesto de trabajo en una Administración Pública tuvieron que pasar por una oposición pura y dura, con sus exámenes y su concurso de méritos, de esos que todos decían que eran intocables. Pues ya está, ya han cumplido uno de sus objetivos, han empezado a PRIVATIZAR las Administraciones Públicas.

Para que esto sea posible, solo es necesario que el Ayuntamiento, Organismo, Autonomía, o lo que leches sea, alegue causas económicas, de organización, técnicas o de producción, como si de una empresa cualquiera se tratara. No hace falta que diga como se encuentran el 99% de las administraciones de nuestro país, con lo que imagínense lo que esta medida supondrá para el incremento del paro. Esto es intolerable.

En definitiva, y aunque todavía dará que hablar, una reforma ésta de altura, de altura desde la que van a empezar a lanzar trabajadores a las listas del paro, como si no estuviera ya desorbitado en nuestro país. Sí que echo en falta una cosa en esta Reforma Laboral, y es cómo se despide a los políticos que durante años han estado despilfarrando el dinero público y que con su pésima gestión han llevado a nuestro País, nuestras Comunidades y Ciudades a la ruina... de eso no habla la Reforma Laboral, pero se me ocurre que podíamos despedirlos con una buena PATADA EN EL CULO.

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