Tras el último Decretazo, esta vez del Gobierno de Rajoy, a los empleados públicos nos han dejado como estábamos. Al menos eso es lo que han intentado darnos a entender con la continuación de la medida de congelación salarial arrastramos desde el año 2010.
Esto no es del todo cierto, puesto que como ya sucediera tiempo atrás, los trabajadores de las administraciones públicas continúan su periplo por el maravilloso mundo de la pérdida de poder adquisitivo. Porque mientras los precios de todo suben, sube la leche, el pan, los huevos, la luz, el gas, las hipotecas, la gasolina... el sueldo de los empleados públicos, gracias al recorte y posterior congelación salarial, se mantiene estancado en niveles del año 2006. Y no nos engañemos, en estos seis años el precio de todas esas cosas ha subido y mucho.
Desde luego esta medida es un suma y sigue en la necesidad que han encontrado nuestros políticos, y gran parte de la sociedad, en hacer responsables de la crisis a los empleados públicos. Pero sin duda, hay una medida especialmente dura y a la que poca atención, o ninguna, se le presta desde la ciudadanía, algo que probablemente perdure en el tiempo y que producirá un aumento en las listas del paro. No me estoy refiriendo a la subida del IRPF, que es una faena, sino a la desaparición de la “tasa de reposición”.
Que qué es la “tasa de reposición”, por decirlo fácilmente es la capacidad que los organismos públicos tienen (tenían) para convocar ofertas de empleo público. Cuando una plaza en nuestras administraciones se quedaba vacante por cualquier razón, es decir, por jubilación, muerte, renuncia o lo que sea, quedaban puestos libres en las administraciones, éstos se convocaban para que los ciudadanos pudieran opositar y acceder a uno de ellos.
Bien, pues durante los últimos años esta “tasa” se ha mantenido en el 10%, es decir, que por cada diez plazas que se quedaban vacantes en una administración, una se podía ofertar mediante convocatorias públicas. Sin embargo, de ahora en adelante la tasa de reposición, salvo en casos excepcionales (fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, ejercito y “servicios básicos” ), es de cero patatero. O lo que es lo mismo, no saldrán oposiciones durante mucho tiempo.
Es lamentable que miles de ciudadanos de este país vean ahora frustradas sus expectativas laborales, porque el Gobierno saliente y el entrante, han decido que no salgan oposiciones. Todos sabemos que preparar unas oposiciones normalmente puede llevar años, por lo que, qué sucede con todos aquellos que desde hace algún tiempo han estado preparando oposiciones y ahora saben que no se convocarán, qué sucede con los que han estudiado una carrera cuya salida más habitual es la de opositar (como los maestros), y ahora los condenan a esperar varios años para poder siquiera tener opciones.
Pero el caso de Ceuta respecto de la “tasa de reposición” es especialmente duro. Por todos es sabido que las posibilidades laborales en nuestra ciudad son muy escasas, y que dentro de esa escasez está la de trabajar para las Administraciones Públicas en alguna de sus vertientes, Administración General, Autonómica, Empresas Municipales, Organismos Autónomos... Desde luego está claro que durante los últimos años la empresa que mayor número de trabajadores ha contratado en nuestra Ciudad, de una manera o de otra, es el Ayuntamiento. En total podríamos estar hablando entre funcionarios, personal laboral, trabajadores de Empresas Municipales y Organismos Autónomos, fijos o temporales, que el Ayuntamiento de Ceuta da trabajo a más de dos mil personas.
Bueno, pues ahora las puertas están cerradas, así que ya me dirán ustedes qué hacemos.
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