Sinceramente no sé a que narices esperan las autoridades para darles un leñazo bien fuerte a la empresa de la luz. Estos últimos meses están siendo los peores en cuanto a apagones se refiere, y de verdad, creo que al Gobierno de la Ciudad le importa un pimiento lo que está sucediendo.
Mucha multa y mucha leche, pero esto sigue igual. La razón de que esté tan molesto, es que cuando se va la luz volvemos a la edad de piedra, y me jode muchísimo, que en pleno siglo XXI tengamos que estar echando mano de las velas y del candil para poder alumbrarnos en casa.
Esta tarde al volver a casa, a eso de las ocho de la tarde, después de recoger a mi mujer y a mi hija, y tras estar todo el día trabajando (y es que hoy no he parado ni para comer), me encuentro con que muchas de las tiendas de la zona centro están a oscuras, y mientras, la gente comenta: “se ha ido la luz en todas partes”. Ya estamos otra vez. Conforme nos íbamos acercando a casa, sabiendo que aún tenia que escribir este artículo, me iba encendiendo cada vez más. Lo que me esperaba al llegar a mi casa, era la oscuridad total.
Aunque realmente me hubiera fastidiado mucho el no poder entregar mi colaboración semanal a tiempo, porque no me gusta faltar a mis compromisos, lo que realmente me enfurecía era que todavía teníamos que hacer mil cosas en casa y sin luz muchas de ellas son imposibles. Para empezar, no hay ascensor, así que tenemos que subir las escaleras con el carro a pulso, cierto es que son tan solo dos pisos, pero mi hija, el carro y el bolso, ya pesan bastante. Pero bueno, lo siguiente es que tenemos que bañar a la niña, actividad programada sobre las nueve menos cuarto todos los días, sin excusas, claro que a oscuras la cosa se complica, (suerte que nuestro calentador es de gas que sino..) además no podemos secarle el pelo, y la idea de dejar a un bebe de dos años con el pelo húmedo, pues como que no.
Seguimos, y lo siguiente es hacerle la cena, pero claro, alguna mente lucida decidió en su día inventar la vitrocerámica, un invento cojonudo siempre y cuando tengas luz en casa, porque si no, ya me dirán ustedes para que narices me sirve, y lo mismo sucede con el microondas, así es que hoy no se cena por lo visto.
Ya estaba yo pensando en hacer una hoguera en la calle para poder calentarle la comida a mi hija, cuando volvió la luz, y a pesar de la enorme cantidad de mala leche que acumulé en esa hora escasa que duró el apagón, la cosa es que volvió, y pudimos hacer todo lo que estaba previsto. Pero una cosa no quita la otra, la última vez que se produjo un apagón generalizado en nuestra ciudad, en mi casa estuvimos más de siete horas sin luz, por suerte, éste se dio de madrugada, hora en la que la mayoría de nosotros deberíamos estar durmiendo, pero qué sucederá cuando un apagón como aquel se produzca en plena tarde o noche, y nos veamos obligados a prescindir de todo aquello que funciona con corriente eléctrica.... seguro que lo averiguaremos, pero yo tengo claro que si es necesario me cojo los bártulos y me marcho a casa del Alcalde-Presidente a calentar la comida de mi hija.
Además me gustaría hacer una reflexión, así, como quien no quiere la cosa: Si durante unos meses alguien deja de pagar la luz, la empresa le corta el servicio, y además para volver a iniciarlo, no solo debe abonar lo que adeuda a la empresa, sino que también, le obligan a pagar algo que ellos llaman “el reenganche”, y digo yo, si esto es así, cuando sucede lo contrario, y son ellos quienes de buenas a primeras nos dejan sin luz, creo que deberíamos no pagarles la parte que hubiese correspondido a ese tiempo, y además pedirles que nos devuelvan la parte proporcional a modo de daños y perjuicios, o bueno, de “el reenganche” como ellos dicen.
Desde luego estamos secuestrados, y no nos damos cuenta. Por la necesidad de electricidad, hoy todo o la gran mayoría de las cosas funcionan con energía eléctrica, la tele, el secador, la lavadora, el lavavajillas, el ordenador, la nevera, el calentador... en fin, casi todo, y la luz se ha convertido en un servicio esencial para nuestros hogares, que además pagamos con creces, aunque el servicio en nuestra ciudad deja muchísimo que desear.
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