Vergüenza torera

Fuente: Desmotivaciones.es

Esta expresión, conocida por todos, sirve para reflejar la necesidad de asumir los errores de uno, rectificar, hacer lo que se debe hacer, a pesar de que las consecuencias para uno mismo puedan ser duras. Así es como los toreros encaran la plaza y saltan al albero, a sabiendas de que un toro de quinientos kilos está esperando para llevárselo por delante. Salir ahí, con miedo, pero con pundonor para hacer lo que está bien, eso es tener vergüenza torera.

Pero esto es algo que pocos, o ninguno de nuestros políticos conoce, de otro modo desde la Ciudad no se habría indemnizado a dos trabajadoras sociales con la intención de ponerlas de patitas en la calle, verificando una realidad que todos conocíamos, los despidos que se llevaron a cabo desde la Ciudad en el mes de Marzo fueron improcedentes.

Me estoy refiriendo a la sentencia que recientemente hemos ganado contra la Ciudad por el despido de tres trabajadores que pertenecen al Convenio de Inmigración suscrito con el Ministerio (en realidad eran cuatro trabajadores pero a uno de ellos, “alguien” le aconsejó que no denunciara... que cosas). Desde el principio, ya advertimos a los responsables de todo esto de que estaban cometiendo un error y que perderían en los tribunales.

Sin embargo, demostrando una enorme prepotencia y una supina ignorancia, la Ciudad (y cuando digo la Ciudad, me refiero a personas muy concretaras, a las que no voy a nombrar... de momento) decidió despedir a este personal. Seis meses más tarde, la justicia viene a darle la razón a los trabajadores, quienes desde hacía varios años habían servido al convenio, sin rechistar, cumpliendo con sus obligaciones, y a veces con lo que no lo eran, para que al final desde la Ciudad (...esas personas) quisieran darles una pata en el culo.

Bien, pues después de que un juez haya determinado que el despido fue improcedente, ya que en modo alguno estaba justificado, el procedimiento es sencillo. La sentencia otorga la potestad a la Ciudad para proceder a la indemnización o la readmisión. Y es aquí donde desde la Ciudad demuestran no tener vergüenza... vergüenza torera. Porque, si es cierto que la sentencia les provee de esa capacidad para optar por pagar o readmitir, también lo es que la Ciudad (..esas personas a las que no voy a nombrar... de momento) tomó una decisión injusta a sabiendas de que lo era al despedir a estos trabajadores, sin embargo la opción que elige la Ciudad es la indemnización. Después de que un juez te diga que has despedido a unos trabajadores sin tener que hacerlo, tú coges y los despides, pero esta vez pagándoles algo más... que poca vergüenza... torera.

Es necesario tener altura de miras y mucha gallardía para admitir que algo se ha hecho mal, y para reconocer que por cabezonería y soberbia se ha ninguneado a tres trabajadores (en realidad cuatro), jugando con sus vidas como si no importarán, a sabiendas de que lo que se estaba haciendo era injusto... hace falta tener vergüenza torera para hacer las cosas bien.

Pero la cosa no ha acabado aquí.


Continuará...

0 comentarios :

Publicar un comentario