Durante estos días, hablando constantemente de recortes en la Ciudad, de reducir salarios y demás, a algunos les ha dado por hablar de quiebra, de “crack”, y el pasado viernes escuchaba que algún político comparaba la situación con lo que está pasando en Grecia, “si la cosa continua como está seremos como Grecia”.
Vaya por delante decir que espero que no, y que además, si alguien de la esfera política de nuestra Ciudad cree que somos, aunque sea de lejos y con muchos matices, como el país Heleno, o sabe algo que el resto de nosotros no sabe, y las cuentas están mucho peor de lo que parece, o habrá que decirle que deje la medicación que se está tomando porque no le sienta bien.
No dudo que la situación de la Ciudad, económicamente hablando, sea mala, pero desde luego no se puede comparar con el despropósito presupuestario al que se ha sometido a Grecia, donde todo era despilfarro, salarios inimaginables para la mayoría de nosotros y donde el fraude fiscal era algo natural, según algunos estudios, un cuarto de la población no pagaba impuestos, lógicamente de los que estaban obligados a hacerlo.
Según cuentan en distintos medios de comunicación, los griegos, administraban sus gobiernos como cortijos. Allí el clientelismo político era algo natural y aceptado por todos, cada partido que llegaba al poder, donde fuera, contrataba a un buen número de sus acólitos como recompensa por los servicios prestados en su organización. No me refiero a repartir cargos políticos, de los que allí había y muchos, sino que los colocaban directamente como empleados públicos, enchufismo puro y duro.
Así, y con esa mentalidad, podíamos encontrar excesivos recursos destinados a la jardinería, tenían a 45 jardineros para el jardín de la entrada de un hospital; tenían más de uno y más de dos, conductores por vehículo oficial; en algunos departamentos hasta 50 conductores para un sólo coche; había gente que hacía años que había fallecido y seguía cobrando la pensión, y suma y sigue. En Grecia los trabajadores cobraban pluses por las más variopintas razones, había un plus por llegar puntual al trabajo o por ir bien vestido, que ya me dirán ustedes cómo y quién valora algo así. En definitiva un sin fin de despilfarros y derroches que han llevado a Grecia a la peor de las crisis que se recuerda en el país.
Entonces, a lo que voy con todo esto, es a que llama poderosamente la atención que algún o algunos políticos de la ciudad opinen que nuestra chiquitita y marinera Ceuta, se encuentra en una situación de catástrofe económica semejante a la griega “si la cosa continua como está...” a lo mejor ellos ven semejanzas entre lo que pasó allí y lo que pasa aquí, y quizá los demás no las vemos... o sí.
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